16 de agosto de 2015

El Anti-carisma del político español.


Sin lugar a dudas el aroma a café es el mejor despertador, despereza los sentidos y te prepara para las primeras bofetadas de realidad.

La  mayoría de las mañanas me siento sobre la cama con mi taza humeante y empiezo a mirar las noticias diarias desde el móvil, hace un par de días, mientras hacía mi ritual diario, veo una foto de dos dirigentes de partidos de izquierdas separados en un sofá inmenso, artificio, puro teatro. ``El divorcio de un matrimonio que nunca existió´´ el título me recuerda demasiado a una obra que vi en uno de los muchos teatros madrileños hace dos años. A pesar de la carcajada el sentimiento que produce esa imagen es pena, lástima. 
Me vienen a la cabeza demasiados políticos, muchos, todos. Y es que en el panorama español  no existe la figura del político carismático como en Estados Unidos, por ejemplo, aquí los políticos después de unos meses empiezan a desfigurar sus rostros hasta convertirse en una máscara de cera derretida, si Suárez levantara la cabeza. Es cierto que durante unos meses hemos sido hipnotizados por un señor que nos encandiló a la mayoría pero ya empieza a tener un tufillo raro que aún no se de donde proviene. Se podría decir que es un si pero no, al parecer el carisma español es solo momentáneo, tiene fecha de caducidad.

En un ranking que ofrece la página theranking.com sobre los lideres más carismáticos del territorio español se ganan los primeros puestos  Esperanza Aguirre, Rosa Diez y Alberto Ruiz-Gallardón. No se con que criterio se elaboran estos ranking pero no creo que ninguna de estas tres personas tengan una ``Especial capacidad para atraer o fascinar``  que dice la RAE en la primera voz de su definición de CARISMA.

El coletas, el cejas, el barbas, puedo seguir así hasta que se me acabe el café. Todavía recuerdo a la Aguirre saliendo del partido y recuperando su puesto de funcionaria, estaba cantado que volvería a pesar de sus propias palabras. En el momento que se desestabilizaba la hegemonía pepera en Madrid volvió el cuervo a aferrar sus garras a la presidencia, mala suerte compañera.



Inevitable pensar en Kennedy, en el odio que despertó en su momento, tanto como para "ganarse" enemigos y finalmente la muerte, pero el carisma es eso, despertar cariños, sí, pero también odios. En cambio, los políticos nacionales despiertan la misma sensación  que provoca ver un animalillo agonizante en la cuneta, una mezcla de asco y compasión.

15 de julio de 2015

Otro acento.

Las siete y media de la mañana, las ruedas tenían que sortear los surcos que los charcos arañaron la noche anterior y el frío aún no se disipaba. El amanecer todavía estaba bostezando y se peinaba en el reflejo de cuatro edificios inmensos que se me antojaban interminables, torres franqueadas por nubes blancas y el entusiasmo propio del comienzo.

Fueron suficientes 20 minutos para sentirme parte de aquello, el tiempo necesario para soltar el equipaje y perderme entre las sombras del primer día.

La soledad absoluta, física y mental, acompañaban mis pasos al estrenar las calles y los ojos. Otro acento, otras caras, otra forma de observarlo todo, un hambre absoluta  que con ansia devoraba cada rincón, cada gesto, cada saludo.

El completo desconocimiento llevaron mis ganas hasta un pequeño parque donde los niños rodeaban la niñez cómplice tostándose al sol. Andar, solo quería andar, conocerlo todo, a todos, cada pequeña anécdota que ocultaban las miradas que cruzaban mi camino.

Madrid me acogió vacío, sin nada que pudiera ofrecerle y poco a poco me fue llenando, hasta tal punto que el vacío interior exportó su mirada a una tarde soleada en la Plaza Mayor.

Francisco Raposo. Chamartín, Madrid.


10 de junio de 2015

Bitácoras.Una noche de estudio.

Miércoles 10 de junio, 2:10 de la madrugada. Una llovizna suave choca con los faros de un camión de bomberos que no calla, las sirena se escucha en toda la casa. Mis ganas de saber ganan la batalla.

2:12 de la madrugada, las diapositivas han dejado de parecerme interesantes y hace rato que asomé la cabeza por la ventana. El ruido del motor ha llamado mi atención. No es mi culpa que hayan decidido aparcar el camión de bomberos justo en mi bloque, ni que cualquier cosa me parezca más interesante que Irving Kristol.

2:27 de la madrugada, la cara acusadora de Kristol me obliga a mirar la pantalla -el último vistazo y vuelvo a los apuntes- me miento.
El pitido de la marcha atrás de una ambulancia hace que regrese a la realidad y el estridente tono de la voz de la enfermera, "hay una persona encerrada", hace que preste más atención aún a la escena. Sé que mañana me arrepentiré, pero esto es demasiado interesante y yo soy demasiado curioso.

2:36 de la madrugada, la música de Jessica Rabbit ha sustituido el ruido de las sirenas. Ya ha pasado todo.
Ahora solo me queda la frialdad de unos apuntes y la soledad de la calle sin el peso de los coches.

2:40 de la madrugada, me he obligado a cerrar Facebook, ha sido en vano. Cuando estudio la creatividad es el peor problema que tengo que solventar. He perdido el móvil entre los cojines del sofá. Ha sido aposta.

2:50 de la madrugada, se me olvidó ponerlo en silencio. El subconsciente me juega malas pasadas. Las notificaciones emergen de entre los apuntes y los Aspectos Cuantitativos del SMI han desaparecido. Solo veo caras amarillas y  figuras de flamencas.

2:53 de la madrugada. Ya me distrae hasta el aporrear de los dedos de Nur en su teclado. Voy mentalizándome de no superar este examen.
Aún me queda mañana.

2:59 de la madrugada.  Se me ha gastado el boli, la escusa perfecta par apartar la cara de la pantalla. La lluvia aprieta y el sonido de las gotas sobre el asfalto me recuerda que la noche se hizo para dormir y que yo la estoy malgastando.

23 de abril de 2015

Pero de eso no se puede vivir.

La obsesión por llegar a la meta marcada nos produce un estrés enorme que hace, a su vez, que creemos un patrón de realidad inexistente. Este patrón lo pasamos a la siguiente generación, frustrando a los brotes sociales.

Un padre, creyendo hacer un favor (no creo que nadie sea tan sádico como para putear a su hijo por diversión) niega al crío que su sueño sea una meta factible. Todos hemos oido eso de "pero de eso no se puede vivir" y es cierto que los caminos faciles nos llevan hacia la meta más cercana y  libre de obstáculos. Pero ¿donde queda el disfrute del camino?

Imaginemos que una profesora, te pide que confecciones un currículum. Con poca experiencia y mucha imaginación viertes en la hoja presidida por tu foto todos y cada uno de tus sueños. Algún que otro compañero, esos que todos hemos tenido, los mismos que decian ser maduros (niños de 15 años), te tachan de infantil por tener imaginación. Este es el resultado de los padres que hablábamos.

Es muy desagradable que alguien al que admiras te de la primera patada a la autoestima, mas que nada porque de las otras te recuperas pero de esa, nunca.

Hablando de este tema con una amiga, me hizo ver la bombilla al final del tunel. "No importa la meta mientras estes camino a ella". Y es que da igual lo dificil que sea el objetivo siempre y cuando no te apartes de la senda que te ha de llevar a él.