- Buenos días mamá- se le notaba que no había pegado ojo y que el llanto seguía llamando a su ventana arrojando piedras que encontraba por el camino de la ciudad.
- Buenos días, he hecho tostadas- ya había cogido un par antes de que concluyese la frase, en esos momentos es cuando más se notaba su ausencia, su mirada por encima del periódico, sus chistes malos, su torrente desmesurado...
-... y su voz ronca- rápidamente meré a mi madre, estaba llorando, por mi culpa, por no poder controlar mi lengua, mis pensamientos...