3 de julio de 2010

Tristeza.

Aveces, sólo aveces, en los cuerpos más pequeños cohabitan, entre ideas infantiles y pensamientos de patio de recreo, almas inmensas y filosofías de vida envidiables.
Nos dan consejos, aunque no sean conscientes de ello, con su voz queda o quizás chillona dan lecciones de comportamiento.
El tiempo pasa y sus almas manchadas por situaciones adversas, por derechazos del tiempo; pierden toda la inocencia que en ellas existía.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

A veces desearia que esas manchas se fueran de mi alma y no hubieran maquillado mi inocencia...pero siempre queda algo de ella...tan infantil y juguetona...tanto.
se que me queda algo.
No pude evitar que la triteza me acariciara el rostro al leerte...

María dijo...

El paso del tiempo nos transforma a todos. Algunos siguen siendo almas puras y otros se pierden en el camino de la sensatez.
Pero siempre, siempre encontramos a alguien que vuelve a encender, aún en silencio las luces de nuestros sentidos.

Unknown dijo...

Sí, pero nada vuelve a ser como antes...