1 de febrero de 2011

En estos días vemos como se agotan las últimas exhalaciones de las Dictaduras. Son muchas las personas que la preparan para su entierro, aunque todavía se resistan. Colores vivos en los ropajes, amarillo el ataúd, rojos para el traje del enterrador.
La epidemia se extiende y son muchas las que han de caer.
Yo, desde mi habitación de oro, apoyo a los gritantes, aunque para mi es fácil, nací entre algodones con la palabra CONSTITUCIÓN bordada en seda.
No rendiros que tarde o temprano sus ojos se apagarán aunque aun arrastren las uñas por las banderas y se aferran al trono con grilletes de marfil.

1 comentario:

María dijo...

Me uno a tu sentir y espero que poco a poco sean muchos más quienes se levanten contra el puño del dictador.
Un abrazo.